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sábado, 5 de octubre de 2013

Reseña: «Las ranas también se enamoran», de Megan Maxwell

Antes de iniciar esta reseña, me gustaría agradecer a toda la gente que se apuntó en la campaña para difundir Cultre. Avisarles que ya envié los ejemplares, por lo que les pido que me confirmen la llegada de los mismos. De igual forma agradezco a todos aquellos que dieron difusión al evento gracias por brindarle todo el apoyo a esta primera obra.
Ahora sí, pasemos a la reseña.
 
 

Datos:

Título: Las ranas también se enamoran

Autora: Megan Maxwell

Editorial: Versátil

Nº de páginas: 384 págs.

ISBN: 9788492929467
 

Sinopsis

Marta Rodríguez es una joven y divertida madre soltera que conduce una Honda CBF 600. Trabaja en el taller de moda flamenca de Lola Herrera, donde hace un poco de todo. Tan pronto soluciona temas de banco como diseña y cose el mejor vestido de flamenca. La vida de Marta, y su entorno, da un giro de 180 grados cuando el hijastro de su jefa, Philip Martínez, un empresario inglés, serio a la par que sexy, se cruza en su camino. ¿Qué será Philip, una rana o un sapo más en el gran charco de la vida?
 

Mi opinión:

La verdad es que no pensaba leer a Megan sino hasta más adelante. Pero no hace mucho entré a un grupo literario en facebook (otra cosa rara, porque el face y yo no nos llevamos muy bien, culpa de mi simpático lector de pantalla), y resulta que el libro que tocaba leer en Septiembre era este. Así que comencé a leer con algo de reservas y, por qué no decirlo, de miedito.

Se dicen muchas cosas acerca de esta autora, pero la mayoría de comentarios que he leído es que escribe muy bien, y que sus libros son diferentes al resto de novelas eróticas que se encuentran por ahí. Yo no he leído tanto de este género, pero siempre le exijo a las novelas de este tipo que me ofrezcan un trasfondo a degustar, que sea más que un montón de escenas de sexo y una historia de estira y afloja.

Y por suerte, Megan Maxwell lo ha conseguido con este libro. ¿Y por qué por suerte? Pues porque me conozco, y cuando una novela erótica me decepciona, me vuelvo el demonio de Tasmania en persona (¿?)

Creo que lo que más he disfrutado de esta obra ha sido, precisamente, el trasfondo. He adorado a los secundarios, especialmente a Adrián (me he carcajeado con las expresiones que este personaje suelta a veces), hay mucho sentido del humor, además de una chica adolescente que me ha puesto a pensar. Y es que Vanesa muestra la cara más indeseable y temida de esta etapa de la vida: rebeldía, un carácter de los mil demonios, arrogancia y una completa falta de respeto a la autoridad. La chica en cuestión te hace, casi inevitablemente, querer darle un par de bofetones o bien, de retorcerle el pescuezo. ES DE ESAS ADOLESCENTES CON LAS QUE VALEN QUESO TODAS TUS RESPIRACIONES Y ORACIONES A LOS Dioses por obtener más paciencia. Sin embargo, al final te das cuenta que es una etapa pasajera, y que de una u otra forma, el adolescente acaba madurando (bueeeeno, hay algunas excepciones, pero gracias a Merlín no son la mayoría)

La narración es ligera y divertida. Quizás al principio las descripciones referentes al sexo caigan un poco en lo vulgar, pero con forme el texto avanza se van refinando. Y es que una cosa es ponerse ardiente con la narración, y otra es que de plano te haga hacer una mueca de asco. Otro punto a favor es que la trama amorosa, sobre todo el estira y afloja, tiene cierto sustento lógico. No es lo mismo que exista un estira y afloja porque los personajes son patológicos (porque aunque muchos me respinguen, hay relaciones en los libros que caen en lo patológico, y lo peor es que la gente se cree que es de lo más normal y común) y otra muy distinta a que tenga una base. Aquí, ambos adultos se inmiscuyen en un juego peligroso, y por eso mismo los dos hacen sus “cabronadas”.

¿Puntos en contra? La exorbitante cantidad de regionalismos. OK, estamos hablando de personajes españoles, pero por Dios, hay ocasiones en las que con tanto regionalismo se pierde el sentido de la oración. Creo que a la autora le faltó un poquito de consideración para con el resto de lectores de otras partes del mundo.

«Las ranas también se enamoran es un libro ameno, ágil y de cierta forma simpático, con personajes entretenidos, frescos y de gran personalidad; en lo particular su trama no me ha parecido taaaaan excepcional como se cuenta por ahí, creo que es de ese tipo de lecturas que sirven para desenfadarte de la vida y entretenerte durante un fin de semana, y que aunque es de carácter erótico (un género que no a todos gusta), me atrevería a recomendar sin miedo a que el lector termine fastidiado.

¿Se han leído a Megan antes? Yo espero aventurarme en otra de sus novelas muy pronto, aunque si me preguntan, creo que estoy todavía demasiado lejos de zambullirme en la afamada trilogía de «Pídeme lo que quieras». Quién sabe, a lo mejor el próximo fin de semana agarro valor y me decido a abrir esta pequeña serie.

¿Y ustedes? ¿Están familiarizados con las letras de Megan? ¿Con cuáles de sus textos les apetecería conocerla? ¡Tecleen!

 

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